Maxi Gutiérrez: “El personal sanitario es clave en la detección de violencia de género”
El 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional contra la violencia hacia las Mujeres. Por este motivo, el día 24 la OSI Araba ofrecerá una sesión clínica de la mano de Maxi Gutiérrez, médico de familia del Centro de Salud Zabalgana. Por la tarde habrá también una charla para la ciudadanía en el C.S. Zabalgana.
Hablamos con él sobre este grave problema y sobre la necesidad de implicación del personal de los servicios sanitarios en el mismo.
¿Cómo llega un médico de familia a hacerse ‘experto’ en violencia de género?
Hace más de 10 años asistí a una mesa redonda de un congreso sobre problemas familiares en la que hablaban sobre violencia de género. Me pareció que era interesante, que era un tema que yo no había contemplado hasta el momento y que nunca me habían formado sobre ello ni en la universidad, ni en la residencia…, nadie me había hablado de esto.
Al regreso al centro de salud preparé una sesión para compartir con el equipo lo que había escuchado y empecé a documentarme. A partir de ahí participé en distintos grupos que se crearon en Osakidetza y en Comarca Araba para trabajar la violencia de género, y realicé un curso de formador de profesionales sanitarios en violencia de género en el Carlos III.
Posteriormente he impartido cursos y talleres de formación y sensibilización dirigidos a personal sanitario en Atención Primaria, en el HUA también para médicos residentes…
Pero, sobre todo, me han hecho especializarme las mujeres que me han planteado el tema en la consulta. Al tener una formación desarrollas una sensibilidad especial y eres más capaz de detectar y de ver cosas que no se cuentan.
La violencia de género es un problema social más que de salud, ¿qué opinas de esta afirmación?
Que es un problema social está claro, pero hay que tener en cuenta que también es un problema de salud. La OMS ya lo dijo hace muchos años y hay muchos estudios que demuestran que las mujeres que sufren violencia de género tienen una salud peor que las que no la sufren, porque lógicamente el maltrato, aunque no sea físico, afecta a la salud.
Sin embargo, no hay conciencia entre los profesionales sanitarios de que esto sea así. Solemos escudarnos pensando que se trata de un problema privado, pero ¿cuántas veces nos metemos en asuntos privados de nuestros pacientes, sobre todo en la atención primaria? En las consultas hablamos de sexo, de relaciones, de alimentación… esta es otra cuestión íntima más.
No podemos olvidar que los y las profesionales sanitarios somos el agente clave en la detección de casos de violencia. Conocemos a la familia, conocemos al agresor…, se dan las circunstancias para que podamos intuir que ‘aquí algo está pasando’. Dicen los estudios que cuando un profesional sospecha de la existencia de maltrato, hay un 80% de posibilidades de que sea cierto. Y es fundamental que los profesionales sanitarios hagan detección, porque muchas veces las mujeres no tienen a nadie más a quien pedir ayuda a parte de su enfermera, su médica…
En las consultas especializadas la atención es más puntual, pero también son un espacio de comunicación. Urgencias, Ginecología…, son servicios cruciales donde el personal tendría que estar formado respecto al tema.
Además de la formación, los profesionales deben tomar conciencia de la importancia de la continuidad asistencial en estos casos. Por ejemplo, cuando hay una mujer agredida que acude a urgencias, su médico de familia debería tener conocimiento. También deberían conocer la situación los pediatras que atienden a sus hijos e hijas, para de esta forma, asegurar una mayor protección de los mismos.
¿Cómo se puede sospechar de que se está ante un caso de violencia de género?
Existe lo que se denomina el síndrome de la mujer maltratada: cuadros de ansiedad, depresión, mujeres que consultan mucho por traumatismos diversos. También hay circunstancias en las que la mujer es especialmente vulnerable, en torno al embarazo o con el inicio de la convivencia.
Cada vez es más frecuente que haya mujeres que cuenten su problema de entrada, pero si no lo hacen, hay que dar la posibilidad de que lo hagan. En las consultas las personas tienen la sensación de que pueden contar las cosas y a veces basta con formular alguna pregunta general, ¿cómo te van las cosas por casa?, ¿con tu pareja cómo estás?, para entrever en las respuestas indicios del maltrato. Evidentemente, la violencia física es más fácil de detectar que la psicológica y muchas mujeres hasta que no han sido agredidas físicamente no son conscientes de que están siendo maltratadas.
Pero para poder entender estos indicios, es fundamental que los profesionales estén formados y sensibilizados con el tema. Imaginemos que no supiéramos nada de diabetes o de cualquier otra enfermedad. Si no supiéramos nada de ella no podríamos diagnosticarla. Con la violencia de género ocurre lo mismo, si no estamos formados al respecto es muy difícil que lo integremos en nuestro esquema mental y que lo contemplemos como una posibilidad.
Tenemos que tener en cuenta los datos: se estima que hay un 10% de mujeres sufre algún tipo de maltrato, y, sin embargo, los que tenemos registrado en nuestras historias clínicas es mínimo. Es evidente que tenemos que estar más preparados, y más alerta.
¿Qué pueden hacer las y los profesionales cuando se encuentran ante un caso?
Lo primero que hay que tener claro es que si detectas un caso de maltrato no tienes que hacerlo todo el primer día. Esto es un proceso en el que el primer paso es poner el problema encima de la mesa y valorar la situación de riesgo, porque hay casos en los que la vida puede peligrar.
La mujer necesita tomar conciencia y es imprescindible tener en cuenta qué es lo que quiere hacer ella y respetar sus ritmos. No podemos arreglarle la vida. Podemos acompañarla, ofrecer ayuda, prestar atención y siempre actuar en coordinación con otros profesionales.
Una vez detectado el caso, serán los Servicios Sociales los que atiendan a la mujer a través de sus diversos programas y servicios.
Es muy útil que nosotros hagamos de puente con los Servicios Sociales, hablemos con ellos, de manera que la mujer no tenga que narrar sus vivencias desde cero una y otra vez, para que perciba una red de profesionales dispuestos a ayudarla.