Sebastián Gimeno, un ginecólogo de raza

IMG_4450Hizo su primera guardia en octubre de 1977 y la última el pasado diciembre. Entre medio, 40 años de actividad intensa, aunque afirma que “el trabajo para mí nunca ha sido trabajo”. Lo dice con una sonrisa complaciente este profesional que llegó a la residencia Arana en mayo de 1975 –acompañado por el doctor De Pablo- y aquí echó raíces.

Él, de origen aragonés, se formó en Zaragoza y en la capital maña se especializó en ginecología y obstetricia; por partida doble: obtuvo el título de médico especialista tras dos años de formación y luego se presentó al MIR una vez implantada esta modalidad.

Gimeno es un hombre vocacional, a quien cuatro décadas de actividad se le han pasado “volando”. Ha sido testigo de cambios vertiginosos en la atención ginecológica: de los tiempos en que todos los partos eran naturales a la monitorización y control de la parturienta. Los modelos sociales también han cambiado y el doctor Gimeno lo ilustra así: “Lo que antes eran añosas ahora son primíparas”.

Sebastián Gimeno afronta una jubilación tranquila, sin planes específicos, pero con su máxima ilusión. Un merecido descanso.