"Reencontrarnos es nuestro mejor regalo"
El "Proyecto de Humanización de las UCIs" trabaja con pacientes que han superado la COVID-19 para conocer la incidencia del síndrome poscuidados intensivos
A finales de 2012, los servicios que constituyen en el momento actual la Unidad de Gestión Clínica de Medicina y Cuidados Intensivos comenzaron a trabajar en diversos aspectos de lo que ahora conocemos como "Proyecto de Humanización de las UCIs".
Dentro de dicho proyecto y debido a la actual situación de pandemia, se ha habilitado una consulta para conocer la incidencia del síndrome poscuidados intensivos en pacientes que han superado la COVID-19 y que en el futuro se aplicará al resto de pacientes.
"Generosos, agradecidos, vulnerables y preocupados"
Humanizar es, sobre todo, un acto de humildad
La humildad acerca a las personas y les ofrece la posibilidad de conocerse. Así lo creímos todos los profesionales de la UCI cuando iniciamos nuestro proyecto de humanización. Y, de pronto y sin espera, nuestra fragilidad quedó al descubierto con la pandemia de la COVID-19.
Los pacientes, y nosotros mismos, nos encontramos en una situación de máxima vulnerabilidad. Todos teníamos miedo, angustia y desesperación. Fuimos más conscientes, aún, de compartir una realidad donde el respeto a los valores, ideas y creencias era un bien común a proteger.
Humanizar es un compromiso ético y es un proceso individual y colectivo. Nuestro proyecto, en esas circunstancias, tomó aún más sentido, y el desarrollo del protocolo de detección y atención al síndrome de cuidados intensivos avanzó con fuerza.
El perfil de las personas ingresadas masivamente en las UCIs, cambió. Comenzamos a citar al alta a todos aquellos pacientes atendidos por la enfermedad de la COVID-19. Y todos ellos acuden generosos y expectantes a nuestras citas. Quieren conocernos y saber si les recordamos. En definitiva, recuperar y reconstruir esa parte de su vida que transcurrió durante el ingreso, de la que saben que estuvieron en alto riesgo y sobrevivieron.
Repasan con nosotros su estancia en el hospital, en la UCI, y lo que les ha cambiado la vida. Esa vida que han recuperado, aunque no en toda su plenitud. Están y se sienten vulnerables, y tienen dudas, muchas dudas. Muestran inquietud sobre su recuperación total, sobre la evolución de sus secuelas… A pesar de todo, están agradecidos y creen que han tenido suerte. Buscan explicaciones y muestran miedo. Miedo a lo que ven, a lo que oyen y a lo que no entienden. Desconcertados, en fin, por las actitudes de la sociedad.
Y para nosotros es reconfortante reencontrarlos, reconstruir y conocer su vida con ellos y sus familias. Esas familias con las que hablábamos a diario por teléfono, sin conocerlos, y que nos trasladaban su angustia.
Y queremos que nos cuenten, repasar con ellos cómo vivieron y cómo recuerdan su tiempo entre nosotros; qué temores les asaltaban, qué les dimos y qué esperaban y no les dimos; qué les decían nuestros ojos, cuando nos miraban asustados; qué soñaron, aunque algunos sueños no son capaces de reproducirlos todavía.
Su generosidad ha desbordado nuestras expectativas. Nuestro estudio se ha convertido en una herramienta de humanización que va mucho más allá de lo esperado.
Nos acercamos a ellos, humildes y agradecidos, también nosotros.
Sebastián Iribarren
Jefe de la UGC de Medicina y Cuidados Intensivos de la OSI Araba
Rocío Barreira
Psicóloga Clínica de la OSI Araba
Unidad de Gestión Clínica de Medicina y Cuidados Intensivos de la OSI Araba